Introducción
Para abordar la primera parte del Seminario 8 de Jacques Lacan, titulado “La Transferencia”, consideré un camino posible revisar algunos autores que trabajaran la cuestión del amor. No se trata necesariamente de psicoanalistas sino de filósofos.
La idea no es hacer coincidir sus apreciaciones con las de Lacan o criticarlos, desde el psicoanálisis. Simplemente se trata de poner sobre el renglón algunas consideraciones sobre el amor, para cimentar el posterior abordaje del Seminario 8. Uno de los puntos de apoyo es la incidencia de las conceptualizaciones de los griegos, particularmente el texto capital de la doctrina socrático-platónica, “EL BANQUETE”.
Elegí dos textos pertenecientes a filósofos. Uno de Enrique Marí, quien hace una análisis del SYMPOSIUM considerando las versiones de varios pensadores; y el otro autor, referencia de E .Marí, Irving Singer y su libro “La naturaleza del amor”.
Para comprender la naturaleza del amor, a partir de Irving Singer
Para comenzar voy a tomar el primer capítulo del libro “La naturaleza del amor” cuyo título es “Apreciación y Otorgamiento”. La lectura de dicho material no va a estar dirigida por las preocupaciones del autor respecto de la confusión entre apreciación y otorgamiento en la filosofía, sino por cierto recorrido que permite entender como conceptualiza al amor.
Respecto del uso de las categorías del amante y la amada que trabaja este autor de lengua inglesa, vinculadas al la diferencia de los sexos-esto es el hombre amante y la mujer amada- , las voy a modificar. Me atrevo a ello en razón del uso particular que hago de este primer capitulo de “la naturaleza del amor”. Voy a seguir las categorías de amante y amado de los griegos y retomadas por Lacan, que a una posición en el vínculo del amor, mas que a la correspondencia entre hombre y mujer. De hecho el amor en la doctrina platónica, nada tiene que ver con relacionarlos con los dos sexos, al contrario, la homosexualidad masculina gozaba de cierto privilegio. El amor en los griegos es fundamentalmente un asunto de varones, por ejemplo para el elogio del amor se realiza una reunión de hombres. La excepción, es decir vincular las mujeres con el amor se produce al hacer entrar a Diótima, por medio del discurso de Sócrates, y la figura de Afrodita Celestial madre de Eros, que representa –nos dice I.Singer- al amor espiritual.
Hechas estas aclaraciones, volvamos entonces sobre el capítulo llamado Apreciación y Otorgamiento. Se trata de una propuesta para entender el amor en su naturaleza. La piedra de toque es el amor como un modo de valorar algo. Las dos formas de esta valoración se dan por medio del amor como búsqueda, y del amor como creación de valor. Si nos seguimos de la idea de creación de valor, como un plus, rápidamente podemos asociar con la metáfora. No estoy diciendo que nuestro guía I. Singer hable de metáfora pero podemos trazar la conexión sin problemas.
La apreciación, término filosófico que I. Singer recorta, es parte de la ciencia empírica cuyo fin es determinar valor (además subraya al amor creando un plus, que supone una valoración mayor de lo que algo pueda tener en forma individual u objetiva). La apreciación está entonces del lado de la objetividad o el consenso social respecto de un objeto.
El valor otorgado es diferente, implica crear, generar una respuesta que impregne al objeto de una importancia emocional, que no considera la capacidad del objeto para responder. En términos psicoanalíticos, no se trata de las condiciones para responder a una demanda, que por estructura implica un desplazamiento permanente. Aquí nos quedan en relación términos amor y demanda Notemos que el amor también es entendido como respuesta. Para decirlo todo el amor crea en el objeto una capacidad de satisfacción, que sin ese otorgamiento que lo singulariza hubiera sido imposible. El amor está del lado de lo que se otorga al objeto y no de lo que se le pide. No se trata de la adecuación entre un deseo y un objeto.
Volviendo al texto de I. Singer, el amante en el vínculo con el amado, crea un valor que no existiría por fuera de dicha relación. Es deseable la reciprocidad en el otorgamiento, no siempre ocurre. Amante es quien otorga amor y amado quien lo recibe.
Dice Singer que amar es una respuesta que otorga valor, pero que el amante de a la amada, no es todo. Entiende que amar “no es sinónimo de dar”. El amor no se trata de autosacrificio (agregaría como ejemplo en los griegos Alcestes-Admeto). Cuando el amante responde afirmativamente a otra persona, crea algo y esto no implica una pérdida necesariamente. Otorgar valor, crea valor entre el amante y el amado, en el marco de la relación de amor.
Las condiciones filosóficas que este autor considera para pensar el amor, implican la apreciación y el otorgamiento, entrelazados. Es decir las propiedades del objeto más el plus que surge del tipo de relación.
Una vez que se produjo el otorgamiento, es decir ese excedente de valor singular entre el amante y el amado, queda despegado de las apreciaciones que otros consideren deseables. Se pone en juego una singularización.
Para hacer más claro que significa ese plus de la creación del otorgamiento:
-Si el amor fuera un modo de recompensar al objeto por el valor recibido se trataría de gratitud.
-Si esto se da mayor escala podría ser generosidad, pero no es amor.
En el amor se pierde respecto del valor la posibilidad de simetría o compensación. En las ideas de Aristófanes, sería deseable la simetría de las esferas que fueron divididas. Sin el otorgamiento estamos, en el campo de la apreciación, más próximo a la ciencia, y la moral. La apreciación lleva al problema de cómo se debe ser. Por ejemplo, “el magistrado dispuesto a sacrificar el bienestar del criminal por el bien de la sociedad. El padre que corrige a su hijo para moldearlo de una manera más benéfica (Schreber). Las instituciones están cimentadas en una actitud moral pero no es una actitud amorosa. No responden afirmativamente a otros, únicamente hacen lo que conviene a sus intereses o a la sociedad.” (1)
Cuando el amor está en juego la moral es más singular, más errática, respecto de lo esperado. La presencia del amor implica una singularidad, que va mas allá del deber ser. El amor se produce cuando a alguien le otorga valor a otro sin que esté atento al bienestar, el amante no actúa con benevolencia para hacer lo correcto con el amado. Si bien el amor no se opone necesariamente a la moral, no está guiado por ella. Tengamos presente que para los griegos se trataba de la posesión del Bien, aquí el concepto filosófico de otorgamiento se despega de la idea de captura del Bien. No cuenta lo que objetivamente se aprecia. No está en lo físico de la persona la cuestión nodal. La importancia que una persona le otorga a otra, se crea, ¿cómo? mediante el lenguaje. Evidencia que la apreciación no es objetiva. Es interesante que este autor sin proponerlo de modo directo apela al lenguaje para este plus que caracteriza la relación de amor. El poder de invención esta en el lenguaje.
Puede ser que todos admiren a alguien considerado como belleza desde cierta perspectiva social, la “belleza oficial” dirá Singer. Por ejemplo todos los hombres podrían referirse a la belleza de una dama, como si fuera una obra de arte. Pero esto no es el amor, dado que este exige una respuesta singular, -que conecte dos faltas si ponemos términos psicoanalíticos- mas íntima, y fundamentalmente creativa. Podemos compararlo con el Banquete, en el cambio de vía que se produce de la admiración de la Belleza, y su búsqueda, que deja caer lo físico para buscar en la interioridad, es esta la maniobra que lleva a singularización de la esencia de alguien, Sócrates es el ejemplo.
En términos de I. Singer, el amado para ser amado por el amante, tiene que encontrar algún lugar en la experiencia del amante. Que el amado satisfaga al amante no implica que sea a la perfección, por eso no se trata de objetividad sino de creación. Cito parte del capítulo: “El amante es como un niño que hace un garabato y después anuncia “Esto es un árbol”. El niño le da a su dibujo la capacidad de representar lo que él “diga”, que ese dibujo es y cambiarle ese sentido cuantas veces se le ocurra -lo cual para los psicoanalistas es de la misma textura que la transferencia-. El garabato no representa nada hasta que él nos lo dice. Es la palabra la vía para el otorgamiento.
Las condiciones del amor son singulares, no hay una generalidad que permita explicar porque dos se aman. En este punto la ciencia no pueden predecir que ser humano se va a amar con quien. Uno de los problemas que podemos calcular en la teoría de I. Singer es que trabaja con el concepto de individuo. Esto tiene mayor afinidad con los elogios del amor anteriores a la intervención de Sócrates. Para llevarlo a al terreno de psicoanálisis, el amor entre dos supone un modo de relación, el entre dos es la condición del sujeto del inconciente. Esta cuestión es clave para el psicoanálisis, porque pone en forma las condiciones para abordar la singularidad del amor. De hecho la transferencia implica a analista y paciente en vínculo de imixión y no de intersubjetividad. Como decíamos la ausencia de otredad deja al planteo de I.Singer cercado al vínculo entre individuos.
Respecto de la naturaleza del amor el amado o el amante leídos de manera independiente, no produce ningún tipo de revelación, para ello hay interrogar la relación entre amante y amado.
El amor produce un desequilibrio en la subjetividad, pone en juego riesgos en ese nivel. A diferencia de la intención y la apreciación que son seguras en tanto no involucran una respuesta hacia el objeto. Por ejemplo “La psicología del rico” del seminario 8, Lacan cuenta la anécdota del rico que retiraba las joyas de su amada cada noche y las colocaba en la caja fuerte, hasta que día ella se fue con un ingeniero que percibía un salario mas modesto.
El amor no crea su objeto pero si responde a él con creatividad. Por eso es difícil convencer a alguien de que su amado no vale la pena. El amante cambia, al privilegiar el otorgamiento goza de ello.
Considerando las ideas transformación y creación, el amante se comporta como un artista, cuando trata la realidad. No la duplica, la presenta a través de su arte y su talento. El amante ve al amado por medio del otorgamiento de valor en tanto recurso creativo del que se sirve. Crear implica una invención partiendo de lo que hay. El amante agrega una nueva dimensión a la persona amada y que en consecuencia también lo alcanza a él. Tengamos presente que es el lenguaje lo que permite la creación.
I. Singer apela a una comparación muy clara, compara la relación del amante con el amado, con la relación entre el público y el teatro. Algo existe solo en la relación de dos, tomados como significantes, es decir que producen una significación que excede a cada elemento, por fuera de la cual no se sabe el valor individual u objetivo. Por ejemplo va situar en un drama al espectador, que es atravesado por la obra. Ahora bien por quien llora el espectador de una obra dramática, sabemos que no es por el actor, que el personaje interpretado no existe. La explicación de este autor sajón, consiste en el “como si”. Como si el drama apreciado hubiera existido realmente. Pese a la ilusión no se trata de un engaño, ni de un error en la percepción. En el amor también se aplicaría el como si. En tanto analistas no decimos que el amor es “como si”. Para el psicoanálisis estructuralista, pone en vínculo dos faltas: de acuerdo con la teoría de Jacques Lacan, dar lo que no se tiene a quien no lo es.
Tampoco se trata de un engaño. EL amor no es ni una manera de conocer (no lo puede capturar la ciencia), tampoco es una forma de cometer errores. La imaginación amorosa otorga valor a una persona como la imaginación dramática otorga importancia al actor.
Se pregunta el autor de “La naturaleza del amor” porque Platón se refirió al amor entre las personas cuando para él el amante ve en la amada una imagen o representación de la belleza absoluta. Casi cerrando el capitulo dice que cuando la imaginación amorosa rebota entre el amante y el amado se genera una nueva totalidad. De acuerdo con nuestra perspectiva I. Singer queda atrapado para explicar la naturaleza del amor en el concepto de individuo, arriesgando un poco podríamos pensar que se alinea con el mito al que recurre Aristófanes. Es decir no se trata de un modo de relación entre dos faltas, sino que piensa en como reunir dos mitades.
Aquí interrumpo los conceptos y las ideas del capítulo “Apreciación y otorgamiento”. La intención no es serle fiel al recorrido de I.Singer, sino dar entrada a un abordaje del amor para que el encuentro con las lecturas de “EL BANQUETE”, nos resulte más accesible.
Bibliografía:
Irvin Singer: La Naturaleza del Amor. Primera parte: El concepto de amor.
(1) Apreciación y Otorgamiento, página 17 a la 39.Editorial: siglo veintiuno editores. Tercera edición en español, 1999.
Jacques Lacan: El Seminario Libro 8 La Transferencia. El Resote del Amor: Un comentario de El Banquete de Platón, página 29 a la 177. Editorial: Paidós, febrero de 2006.