Una estrategia para abordar tanto
El Banquete como El resorte del amor que les propongo es hacer una división.
Como primer movimiento, situamos tres
partes: A) los elogios del amor,
B) el discurso de Sócrates que implica hacerse hablar por Diótima,
y por último C) la entrada de Alcíbíades y el
cambio de las reglas.
Brevemente podemos ubicar algunas
coordenadas de cada parte:
A)
Los elogios, llamamos así la primer parte, se
caracterizan por tratar de aclarar cual es la naturaleza del amor, y que es lo
que se debe apreciar. Cada invitado al banquete, dice su discurso en clave
personal y desde lo que sabe y conoce. El conocimiento implica la vía de acceso
a la naturaleza del amor. Paralelamente Lacan comienza a desarrollar su
metáfora con las figuras del Erastés y el Erómenos.
B)
Sócretes –cuando llega su turno- se dieciza, se divide
(Spaltung) y hace hablar a Diótima, que introduce el mito del Amor cuya clave
es la falta y el no saber. Propone seguir la belleza en la búsqueda de cierta
perfección, y el juego erastés y erómenos. Cuando más se desea, mas deseable se
vuelve quien desea. Sustituye la guía hacia el objeto de amor por la guía
misma, la clave está en desear, pasar de erómenos en erómenos.
C)
La entrada de Alcibíades, cambia las reglas ahora se
elogia el otro al de al lado de la derecha. Entra el otro como objeto en el
amor, cuestión novedosa. Dos cuestiones:
una el objeto en términos de agalma que es el pivote entre amor y deseo,
no permutable, no intercambiable. Está en el interior, a la inversa que la
belleza. El objeto es parcial, ninguna idea totalizadora. El sujeto en el amor
es también nuestro objeto de deseo.
D)
La otra
cuestión, es la intervención de Sócrates, que sabiéndose el erómenos de
Alcibíades no responde a la demanda de este, es decir no se produce la metáfora
del amor. Alcibídaes queda como erastés. En ese punto es que se produce la
intervención de Sócrtes indicándole que en realidad desea a Agatón.
Bien con esta
partición del texto, les propongo ahora una reducción a dos bloques: El primero
agrupa, los elogios y el discurso de Diótima, y el segundo la entrada de
Alcibíades. La clave de esta nueva forma de ordenar las cosas es el objeto en
tanto agalma. El tomar al otro como objeto de nuestro deseo en el amor indica
un giro radical. Ni en los elogios ni en Diótima surge la cuestión de agalma
como centro del deseo humano.
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