domingo, 11 de abril de 2010

Psicoanálisis: Acerca de la entrada del término “immixtion” en la obra de Jacques Lacan.

Este artículo de Pablo Peusner, revisa con rigurosidad el término "inmixión" en la obra de Lacan, y propone la posibilidad del considerarlo como un concepto.


El 21 de Octubre de 1966 Jacques Lacan pronunció una conferencia en el Simposio Internacional del Centro de Humanidades John Hopkins (Baltimore-USA) bajo el título “Of Structure as an Immixing of an Otherness Prerequisite to Any Subjet Whatever” . Dicha conferencia –conocida como “la Conferencia de Baltimore”- fue pronunciada en inglés, si bien incluyó algunos términos en francés –fundamentalmente cuando Lacan consideró dificultosa la traducción de los mismos.
A los lectores de lengua española se nos presenta un obstáculo serio al intentar traducir el título de la Conferencia: el término inglés “immixing” no tiene un equivalente en nuestra lengua. Las dos traducciones reseñadas a pie de página proponen los siguientes títulos:
En “Lacan Oral”: “De la estructura como “immixing” del prerrequisito de alteridad de cualquier sujeto” -
“Acerca de la estructura como mixtura de una Otredad, condición sine que non de absolutamente cualquier sujeto”, tradujo Leonel Sánchez Trapani en la Revista Acheronta.
Realizaremos un breve recorrido situando el ingreso del término en la obra de Lacan para, a partir de su contexto, tomar posición en lo referente a una traducción posible. Este breve escrito debe considerarse una “nota a pie de página” a la sexta clase que dictara en “Apertura-Sociedad psicoanalítica de Buenos Aires” Alfredo Eidelsztein el día 25 de octubre de 2001 sobre “La ética del Psicoanálisis”; y fundamenta su interés en la pertinencia del término “immixing” en la definición del “sujeto” tal como se lo entiende en el marco de una ética propia del psicoanálisis:

“...cada vez que operamos con “sujeto” debemos tener en cuenta, cuál es la dimensión de Otredad que nos permita acceder a él. Pero aunque nos permita acceder al “sujeto”, no accedemos nunca al “sujeto” como tal —siempre es en este prerrequisito, en esta condición sine qua non que es “inmixturado” con “Otredad”. La ética que yo propongo desarrollar es exactamente ésa: una ética que dice “no” a considerar, en Psicoanálisis, al sujeto sin Otredad. El sujeto sin Otredad se llama “Individuo”. Y el individuo es el máximo ideal, el ideal fundamental de Occidente. Piensen en los ideales occidentales, los más radicales: “libertad”, “sí mismo”, “responsabilidad”, etc. Todos ellos tienden al individuo” .



El término “immixing” (en inglés) supone una mezcla de elementos en la que la esencia misma de tales elementos está disuelta y participa de la mezcla. Esta condición impide, una vez disuelta su esencia, volver al estado anterior (el lector podrá ilustrar esta operación en la mezcla de mayonesa y ketchup para obtener salsa golf, tanto como en la preparación del clásico “Poxipol”)
En francés existe el término “immixtion”. Se trata de una palabra surgida en el Siglo XVI (del bajo latín, immixtio, de immiscere) cuyo significado es: “acción de inmiscuirse, de meterse” .
Cabe aclarar que el uso del término en la conferencia está restringido al título. Lacan no volvió a pronunciarlo a lo largo de su disertación en ninguno de los dos idiomas en que la realizó.

Revisaremos a continuación las referencias al término en la obra de Lacan.

1) “El seminario sobre La Carta Robada” (publicado en 1957)

“La pluralidad de los sujetos, naturalmente, no puede ser una objeción para todos los que están avezados desde hace tiempo en las perspectivas que resume nuestra fórmula: el inconsciente es el discurso del Otro. Y no habremos de recordar ahora lo que le añade la noción de la inmixtión de los sujetos [immixtion des sujets], introducida antaño por nosotros al retomar el análisis del sueño de la inyección de Irma” .

Cabe recordar aquí, que este texto se trata de la versión “escrita” de algunas clases dictadas por Lacan en el Seminario 2 durante 1955. El párrafo citado, salió “ileso” de las correcciones realizadas por Lacan en al año 1966 con ocasión de publicar los “Escritos” . Sin embargo, es el mismo Lacan quien nos conduce a revisar las clases que, en el Seminario, dedicara al “sueño de la inyección de Irma” al afirmar que allí fue introducida la noción.
Se trata, básicamente, de la clase XIII del Seminario 2, titulada “El Sueño de la Inyección de Irma” (dictada el 9 de marzo de 1955). Reduciré las citas al mínimo necesario, tan sólo para ilustrar el clima en el que Lacan va introduciendo lentamente la cuestión .

“Hay dos operaciones: tener el sueño e interpretarlo. Interpretar es una operación en la cual intervenimos. Pero no olviden que en la mayoría de los casos también intervenimos en la primera. En un análisis no sólo intervenimos en tanto que interpretamos el sueño del sujeto-si es cierto que lo interpretamos-, sino que como ya estamos, a título de analistas, en la vida del sujeto, ya estamos en su sueño” .

Lacan propone al analista como causa del fenómeno del sueño, causa “interna”.

“La estructura del sueño nos muestra con claridad que el inconsciente no es el ego del soñante, que no es Freud en tanto Freud prosiguiendo su diálogo con Irma [...] Él, literalmente, se ha evadido [...] Se ha desvanecido, reabsorbido [...] Y, por último, otra voz toma la palabra[...]
Este sueño nos revela, pues, lo siguiente: lo que está en juego en la función del sueño se encuentra más allá del ego, lo que en el sujeto es del sujeto y no es del sujeto, es el inconsciente”

En estos dos párrafos pone en cuestión el supuesto espacial. Este tipo de citas es el que favorece la respuesta a la pregunta de “por qué incluir la topología”.
Un breve recordatorio del sueño de Irma (canónico del psicoanálisis, por cierto) ayudará a fijar el problema sobre el cual Lacan hace hincapié en la clase del Seminario. Se trata de la particularidad de un personaje del sueño: el Dr. M.
Nadie podría explicarlo mejor que Freud:

“Una persona mixta {Mischperson} [...] Pero aquí la imagen onírica se preparó de otro modo. No reuní rasgos pertenecientes a uno con los del otro, suprimiendo para ello ciertos rasgos de la imagen mnémica de ambos; adopté el procedimiento mediante el cual Galton producía sus retratos de familia, a saber, proyectando las dos imágenes una sobre la otra; de ese modo; los rasgos comunes cobran realce, y los discordantes se borran y se vuelven desdibujados en la imagen. En el sueño sobre mi tío se realza la barba dorada como rasgo destacado de un rostro que pertenece a dos personas y es por tanto borroso. Además, ese rasgo contiene una alusión a mi padre y a mí mismo, por intermedio del encanecimiento”

Es en este contexto que Lacan hace su referencia a “la multitud” de personajes en el sueño. Es decir que la “persona mixta o mezclada” de Freud, está mezclada al estilo de los retratos de Galton. ¿Estará Lacan intentando proponer pensar al “sujeto” como el resultado de “al menos dos” fotografías superpuestas?

“Se ha dado un paso. Tras la primera parte, la más cargada, imaginaria, al final del sueño entra lo que podríamos llamar la multitud. Pero se trata de una multitud estructurada, como la multitud freudiana. Por eso preferiría introducir otro término, que someteré a vuestra reflexión con todos los dobles sentidos que comporta: la inmiscusión de los sujetos.
Los sujetos entran y se inmiscuyen en las cosas: éste puede ser el primer sentido. El otro es el de que un fenómeno inconsciente que se despliega en un plano simbólico, como tal descentrado respecto del ego, siempre tiene lugar entre dos sujetos”

El resultado del recorrido supone diferenciar una “multitud” formada por muchos “individuos”, de la “inmiscusión de los sujetos”; en la que, cada término debe ser considerado como un fenómeno “entre dos sujetos” (pocas clases más tarde, Lacan introducirá al Gran Otro)

Revisada la referencia, algunas líneas sobre la traducción española de los Escritos.
Cité, al inicio de este apartado, la versión de 1984. En la de 1975 decía:

“Y no habremos de recordar ahora lo que le añade la noción de la intromisión de los sujetos [immixtion des sujets], introducida antaño por nosotros al retomar el análisis del sueño de la inyección de Irma” .

En el libro “1236 errores, erratas, omisiones y discrepancias en los Escritos de Lacan en español” , Marcelo Pasternac aborda las diferencias en el criterio de traducción de ambas ediciones. Califica de “correcta” la traducción de Tomás Segovia (edición de 1975, donde aparece el término “intromisión”), pero señala que el uso por Lacan del término francés “immixtion” sufre en el texto una especie de deslizamiento hacia un valor neológico al relevar el significante alemán “Mischpersonen” utilizado por Freud. Este valor neológico habría sido obviado por el traductor. No ocurrió lo mismo en la revisión de 1984 realizada por Armando Suárez, quien fue sensible al hecho propuesto, “inventando” un término inexistente en lengua española: “inmixtión” . Pasternac desdeña ambas. Lo cito a continuación:

“Propongo entonces: ni “intromisión” que es correcta abstractamente, pero inapropiada concretamente, ni “inmixtión” que no es palabra francesa ni castellana sino “entremezcla”

El problema de la traducción, sigue vigente. El “purismo” de la lengua del que Pasternac es víctima, hace serie con el de Leonel Sánchez Trapani en Acheronta al proponer “mixtura” –invocando la necesidad de utilizar palabras de nuestro idioma siempre que fuera posible, reduciendo las desviaciones a contados tecnicismos (y el título de la conferencia ....¿acaso no lo era?)

2) “La cosa freudiana o sentido de retorno a Freud en psicoanálisis”.
Apartado tercero: Orden de la cosa (conferencia del 7 de noviembre de 1955, publicada originalmente en 1956)

“Lo que distingue a una sociedad que se funda en el lenguaje de una sociedad animal, incluso lo que permite percibir su retroceso etnológico: a saber, que el intercambio que caracteriza a tal sociedad tiene otros fundamentos que las necesidades aun satisfaciéndolas, lo que ha sido llamado el "don como hecho social total" -todo eso por consiguiente es transportado mucho mas lejos, hasta objetar la definición de esa sociedad como una colección de individuos, cuando la inmixión de los sujetos [l´immixtion des sujets] forma en ella un grupo de muy diferente estructura” .

Este párrafo fue totalmente reescrito en 1966. El término francés “immixtion” no estaba presente en la versión anterior. Se la transcribe a continuación:

“[...] lo que distingue a la sociedad humana de las sociedades animales: a saber que el individuo en ellas es tomado a título de unidad en una secuencia de intercambios más o menos circulares ( o sea: a plazos más o menos largos) según las leyes de una combinatoria del don cuyo principio se le escapa y que carece de relación inmediata , ni siquiera indirecta, parecen decirnos los etnólogos, con sus necesidades”

Considerando que la Conferencia fue dictada en noviembre del ´55 (meses después de la clase sobre “la Inyección de Irma”) podemos suponer que a esa altura, el término francés “immixtion” aún no había sido utilizado por Lacan. Puesto que su primera aparición fue en el “Escrito sobre la Carta Robada” –redactado en los años siguientes al seminario- estimo su introducción en el corpus lacaniano en algún momento entre la publicación original de “La Cosa Freudiana” en L`Évolution Psychiatrique Número 1 de 1956 (donde no estaba) y el año 1957 (fecha de la publicación de la reseña del “Seminario sobre la Carta Robada).
Si el párrafo anterior es verdadero, para titular su “Conferencia de Baltimore” Lacan utilizó la traducción inglesa (“immixing”) de un término francés (“immixtión”) que estaba introducido en su obra desde 1956/1957, vale decir, diez años antes aproximadamente.

Para no perder el hilo de la cuestión teórica que el término supone transcribo dos líneas presentes en ambas versiones del texto y que definen con total precisión una dirección para entender la ètica del psicoanálisis:

“Los términos para los que planteamos aquí el problema de la intervención psicoanalítica hacen sentir bastante, nos parece, que la ética no es individualista”

La entrada del término en este escrito tiene por función definir cierta lógica que, apartando al analista de suponer a su analizante participando de una “colección de individuos” (en el Seminario 2, hablaba de “multitud”), lo inscriba en la “immixtion”.

Hasta aquí he trabajado en el terreno seguro garantizado por los Escritos. Lo que sigue será “tierra pantanosa”: dos referencias a los Seminarios que portan todos los inconvenientes de las versiones circulantes.




3) Seminario 14 : “La lógica del fantasma” Clase del 15 de febrero de 1967

“Estos hechos topológicos son extremadamente favorables para representar lo que en la alienación está en dos sentidos de operaciones diferentes: uno representa la elección necesaria del ´no pienso´ acorneado por el Es de la estructura lógica, y el otro un ´no soy´ que no se lo puede elegir más que de la alternativa que opone y conjuga el núcleo del inconsciente, como no tratándose de un pensamiento atribuible al je, instituido de unidad subjetiva que ha marcado lo que en la estructura del sueño he definido como la inmixión de los sujetos, a saber como el carácter no sujetable, indeterminable, del sujeto asumiendo el pensamiento del inconsciente” .

Más allá de los problemas filológicos que producen las versiones del Seminario, aquí hay un intento de definición del concepto: “carácter no sujetable, indeterminable, del sujeto asumiento el pensamiento del inconsciente”.
El traductor optó por una de las versiones del neologismo de Armando Suárez.


4) Seminario 19:”...Ou pire” – Clase del 14 de Junio de 1972

“Sí, por eso ahora puedo decir —y se puede entender— que no hay relación sexual y que hay un orden que funciona donde estaría esa relación y que en ese orden algo es consecuente como efecto de lenguaje. Hasta podríamos aventurarnos un poquito y pensar que cuando Freud decía que el sueño es la satisfacción de un deseo, ¿satisfacción en qué sentido? ¡Cuando pienso que todavía estoy en esto! Qué nadie, a pesar de todos los que se dedican a embrollar lo que digo, a hacer ruido, nadie haya entendido eso que es la estricta consecuencia de lo que dije y articulé de la manera más precisa en el 57, no, ni tampoco, ¡en el 55!. A propósito del sueño de la "inyección de Irma" que usé para mostrarles cómo se trabaja un texto de Freud, les expliqué, había algo ambigüo que está justamente ahí y no en el inconsciente, a nivel de sus preocupaciones presentes, que Freud interpreta ese sueño, sueño de deseo que nada tiene que ver con el deseo sexual, aún teniendo todas las aplicaciones de transferencia que ustedes quieran. ¡El término inmixción de los sujetos lo adelanté en el 55, ¿se dan cuenta? ¡17 años!”

Personalmente, no creo que esta cita aporte mucho a la cuestión teórica, aunque certifica que la pertinencia de la idea estaba articulada allá por la década del cincuenta, exactamente en las clases que revisamos. La incluí para cerrar el bucle.
Con respecto a la traducción, el término “inmixción” es un neologismo respecto del cual Rodríguez Ponte no hace ninguna aclaración –es extraño que no haya tomado el de Armando Suárez.

Para concluir, es mi intención hacer notar que no he incluido comentarios teóricos ni explicaciones referidas al término que estamos estudiando. El verdadero motivo de esta omisión radica en lo reciente del hallazgo de este problema, tanto como en lo novedoso de considerar allí un “concepto”.
Mi impresión personal es que, tanto los traductores como los revisores de la traducción, no consideraron que el significante en juego pudiera elevarse a la categoría de un concepto. De hecho, no conozco ningún artículo firmado por psicoanalista alguno que trabaje dicho significante en tanto “concepto”.
Es mi deseo que este breve escrito, contribuya al debate en torno de un concepto que nos permita acceder a mayor claridad en lo concerniente a una definición ética del quehacer del psicoanalista.

Lic. Pablo Peusner