jueves, 20 de mayo de 2010

Psicoanálisis: El amor y el deseo en Sócrates y Platón, como antecedentes del amor en el psicoanálisis.

Vamos partir de Platón y Sócrates para pensar la idea del amor en los griegos.
El autor de El Banquete es un teórico ineludible para teorizar sobre el amor, tanto sea al amor cortesano, al amor romántico, al amor religioso, en nuestro caso el amor de transferencia. No estoy diciendo que hay que ir a buscar el amor de transferencia del psicoanálisis en Platón, pero si que sus ideas ofrecen cimientos para elaborar este concepto psicoanalítico.
Las ideas platónicas a cerca del amor se encuentran en su mayoría en el El Banquete o Sympusium. Allí se intenta esclarecer la naturaleza del amor, por medio de los discursos sobre el amor, que pronuncian algunos de los filósofos griegos. Estos discursos van a tener como pilares al sexo, y los mitos. Es bordeando las formas de teorizar sobre el sexo y los mitos, que se intenta elucidar que es el amor. Platón va utilizar la figura Sócrates, -de acuerdo con el libro de Irving Singer “La naturaleza del amor”-, quien funciona como la piedra de toque, que le permite a Platón dar realidad humana, ponerle una figura terrenal a su doctrina.
Las características personales de Sócrates, su fealdad, su distanciamiento afectivo, se alinean con la idea clave a saber, el amor no está en lo bello de los atributos físicos. Hay algo que no se restringe al cuerpo. Aquí podemos intuir el lugar que tendrá el sexo respecto del amor, - el cuerpo y el sexo, como elementos subordinados y cierto privilegio del filosofar, en la escalada hacia el amor- igualmente esto lo iremos desplegando progresivamente.
Volvamos a El Banquete, hay cinco discursos sobre el amor antes que Sócrates pronuncie el suyo, que funcionan como base o soporte para su teoría. Estos discursos previos tienen su raíz en mitos de la sociedad griega. Incluyen teorías sobre el sexo, vinculado al amor pero que no es suficiente, en el intento como decíamos de alumbrar la naturaleza del amor. Es muy interesante recorrer las teorías sexuales que articulan con los mitos en El Banquete. Veamos un ejemplo: para Aristófanes la plenitud del amor griego es anterior al sexo, por ejemplo en las esferas que describe. Para él se trata de recuperar un estado anterior a la división y el sexo esta subordinado a ello. Ya en Aristófanes el hombre está dividido (diferencia con el psicoanálisis: no a causa del inconciente estructurado como un lenguaje). De hecho la misma es un castigo e implica una culpa en juego. El límite en Aristófanes parece ser la restitución de un estado anterior que no puede ser alcanzado, por efecto de esa culpa, que refleja la severidad y compasión de los dioses. Recordemos que para este filósofo griego, los hombres y mujeres se hallaban unidos en esferas, y que por su insubordinación y rebelión los dioses los iban a destruir, Zeus se apiadó y como medida ejemplar separó en dos mitades cada esfera y amenazó con continuar la división si era necesario.
Para Sócrates, en cambio las cosas no se limitan a un anhelo de completud, como sugiere el mito. No se trata de reencontrar la mitad perdida, esto implica una nueva relación espacial- nueva topología-, que implica pasar de tener como meta, reunir mitades humanas, a valorar un elemento interior en las personas. Ya no se trata de otra mitad que complete, sino que ahora el objeto de amor es la bondad que se encuentra en cada persona.
Si forzamos un poco las cosas, y aplicamos la idea de alienación que utilizamos en psicoanálisis, la alienación no es al otro u Otro, no es con la otra mitad con lo que el sujeto se las tiene que ver. Se trata de una incompletud que involucra como decíamos otra topología, -en el psicoanálisis- se trata del deseo. En términos griegos, al amar un objeto, lo que se ama según esta perspectiva es la bondad del objeto. Entonces siguiendo al Eros Platónico, el amor es querer, desear, poseer lo bueno –del objeto- y además de manera permanente. Pensemos que lo bueno no es una persona, puede estar en una persona, pero no es la persona. Singer dice que el amor como deseo, es la llave maestra del pensamiento platónico. Supone que el deseo del hombre es “básicamente adquisitivo” (pag. 72, La naturaleza del amor, sección el amor en el mundo antiguo, el Eros platónico). El hombre busca objetos para satisfacer su deseo. Se plantea el problema que no todo deseo es amor. Sucede también con el uso del término amor, por ejemplo alguien que ame la sabiduría no se lo llama amante, aunque ese amor puede ser tan válido como el amor por otra persona. El amor al saber, fundamental en la doctrina socrático- platónica, nos evidencia que es más allá de una persona. Lo que es claro en las ideas de Platón es que el deseo siempre es deseo de algo bueno. Igualmente a diferencia del psicoanálisis, el asunto del deseo “griego” está en el poseer, y para la disciplina freudiana la clave está en el deseo mismo. En Lacan, es el deseo del Otro, el enigma, es decir que no se trata del deseo como posesión.
Para Platón cuando se quiere algo es porque ese algo le hará bien al hombre. En consecuencia la vida humana está motivada por el amor al Bien. El amor hace girar al mundo. El supremo objeto para Platón es el Bien, o Belleza Absoluta. En El Banquete La Belleza tenía cierta función de armonía, cuestión que se refleja en el discurso de Eriximíaco (no voy a desarrollar el elogio de Eriximíacao). Este rodeo es para situar mejor que la belleza nuevamente queda elidida de lo físico, es decir cuando alguien reconoce la bondad en una persona fea, ve que esa persona es bella, tal como es presentada la figura de Sócrates.
En cuanto al objeto de deseo para el mundo griego, decíamos que “el objeto”, es el Bien y se localiza en todos los aspectos de la vida humana. Esto constituye lo que cada persona busca pero se da a confusión, pocos logran reconocerlo. Cito el texto:
“puede que nunca se de cuenta de que todos sus esfuerzos por una búsqueda de belleza y bondad. En la medida en que el hombre vive en la ignorancia y es incapaz de amar propiamente. Para que así sea tiene que encontrar un método que ponga en claro su deseo y lo dirija franca y objetivamente hacia su objetivo real.”
En este punto, la lectura del amor y el deseo de la doctrina socrático platónica, nos resulta próxima al psicoanálisis. Esto es en tanto respecto del deseo el hombre se encuentra en un lugar de nesciencia, un “no saber fundandamental” para definir lo inconciente. A fines de ahondar en esta concepción platónica, el método consistía en todo el entrenamiento moral, la educación científica y la disciplina espiritual, es decir lo que puede mostrar a un hombre lo que quiere. El éxito del amor depende de fuerzas que están mas allá, de la comprensión humana. Hay un intento de que el hombre pueda capturar algo que está mas allá de él, y para ello debe valerse de la filosofía, la disciplina, y la moral. Nuevamente el punto de nesciencia respecto del deseo y del amor.
En platón, a diferencia de nuestra óptica psicoanalítica, las formas subyacen a la palabra, y son esas formas las que revela la estructura del universo. Conocer el mundo es conocer las formas. Como todas las cosas participan en un solo orden en el mundo tiene que haber un solo Bien. El Bien es la cima del ser.
Veamos el alcance de lo que Platón nos propone con la figura del amante, lo compara con el mito de La Caverna, específicamente con el prisionero que rompe las cadenas y trata de transmitir lo que descubrió. Este es tratado como un loco por los demás, quienes no verán allí un descubrimiento ni leerán en él su propia situación. Es decir que son prisioneros y que sufren un engaño al cual toman como verdad. Platón compara al prisionero que se liberó con un loco. El amante es como el hombre que ha roto sus cadenas.- Singer señala que la versión del amor como locura es mas clara en El Fedro, que en el Sympusium-.
Podría pensarse un punto de contacto con Lacan, en tanto el amante es la figura que propone- en el Seminario de La Transferencia-, para atravesar el análisis. Es como amante que el sujeto hará su recorrido. No se trata de que sea un amante del bien, situábamos anteriormente que no se trata de una posesión en el caso del psicoanálisis, sino que sea amante. No se trata de apoderarse de otro, sino de lo que sucede en el nivel del deseo, en todo caso este es el pié que nos da Sócrates.
La definición del amor en la doctrina socrático platónica, señala al amor como posesión “deseo de posesión perpetua del Bien”. Aclara I. Singer, no como la posesión de un objeto material sino como cuando alguien está en posesión de si mismo. Lo cito nuevamente: “El verdadero amante posee el Bien cuando permite que el bien tome posesión de él”. Sócrates tiene como amo al amor y es de lo único que sabe.
En el mundo de Platón el amor se trata del esfuerzo que hace el alma para reunirse con la fuente de su ser. No se trata de la unión del cuerpo. La unión podría compararse -para tomar el ejemplo del autor sajón-, con la combinación de dos colores que se funden en uno nuevo. Es una unión que lleva a la pérdida de identidad pero también una continuación de la influencia. Otra forma de unión son los miembros de un ejército, o las miembros de una sociedad, es una forma de unión que no llega a la fusión –intersubjetividad-. Según Aristófanes la vía del amor tiene que ver con convertirse los dos en uno, recordemos que para él se trata de recomponer la separación. Con Platón se trata de ir más allá del contacto corporal. El amante entonces toma forma, bajo la luz de su objeto trascendental (lo cual podríamos pensar nuevamente en relación al concepto de imixión entre el sujeto y el deseo del Otro, es claro que para los griegos el concepto de inconsciente es algo totalmente fuera de su cultura, sin embargo puede pensarse una proximidad al concepto de imixión del psicoanálisis). Se sumerge en él. Ese objeto no es otra persona, ni un dios. No se trata de ningún objeto concreto, sino como vehículo del Bien. Se trata de amar la bondad que hay en alguien. El amante platónico separa su cuerpo de los límites de un cuerpo, una comunidad o actividad. Es una posición superadora, que marca un cambio de vía, el pasaje hacia la interioridad.
Cabe agregar que el individuo está orgánicamente vinculado con el mundo por lo tanto lo que es bueno para él lo es para los otros. Aquí está el lazo social en el horizonte. De alguna manera cuando se articula se el deseo se modifica en sentido positivo el vínculo con los otros.
Platón disocia el amor sexual del amor, el amor es el deseo del bien, el sexo un dispositivo para propagar la especie. Siguiendo a Sócrates el amor al saber supera al sexo, por ejemplo el momento de rechazo a Alcibíades. Hay en este horizonte del amor cierta armonía y no oposición, con el sexo. Por eso uno de elogios al amor, en el Banquete habla de la armonía. El sexo, resulta una suerte de coprotagonista en el camino hacia el amor. Sin armonía no puede haber Belleza y sin belleza es imposible el amor, de acuerdo con Platón. Podríamos decir que el deseo y el amor determinan al sexo, y no lo inverso. Es decir, no se trata de un empuje corporal que comanda al individuo. En términos del psicoanálisis estructuralista, la determinación es por el significante, y no por un instinto o fuerza que excede al individuo.
En la teoría de Lacan, implica al significante y al deseo del hombre como deseo del Otro. Lo que causa el deseo no es el cuerpo, la persona sino la posición respecto del deseo.
Nada puede gratificar al amor en los límites de la naturaleza, por ello la convocatoria a que el amante platónico tenga que ser filósofo. El deseo en tanto implica la posesión del bien, no se puede hallar en la naturaleza. Es decir hay que pasar al campo de la intuición y de la racionalidad. Para Platón, el amor está ligado al saber, dado que quien ama es quien está en condiciones de buscar aquello que solo él sabe reconocer. Es como si platón redujera el amor matrimonial, filial, parental, etc a formas poco perfectas del amor. Una objeción es que esta perspectiva hace inválidas las formas de amor que no son filosóficas. Es decir, no se trata de otra persona sino de la bondad que hay en ella. No es la persona lo que importa.
Para finalizar, este breve recorrido de la naturaleza del amor en el mundo socrático platónico vinculado al psicoanálisis, podemos señalar como elementos clave:
Al amor como determinante, sujetando al hombre, y por ello dejándolo en el mayor punto de nesciencia. Al sexo como un elemento que se articula desde el amor, y con menos consistencia desde el punto de vista de la naturaleza.
La necesidad de un método que le permita al hombre el acceso al Bien, el problema del deseo en tanto posesión, que son cuestiones afines a la teoría psicoanalítica. Por esto resulta fundamental visitar algunas de las concepciones del mundo griego, para poder avanzar en el la teoría psicoanalítica.


Bibliografía: Irving Singer, La Naturaleza del Amor. Siglo XXI Editores. Segunda parte: El Amor en el Mundo Antiguo, punto 4, El Eros Platónico.

Jacques Lacan, Seminario 8, La Transferencia. Paidós Editorial. Introducción: Al principio era el Amor.
El Resorte del Amor: III La metáfora del Amor