jueves, 16 de junio de 2011

Psicoanálisis: Drácula, un musical o la des-espera amorosa

Una obra como excusa para la reunión de lo que su texto y personaje me producen
en el sostén del aporte de Barthes y Winnicott, analizando su desarrollo emocional, con respecto a las concepciones de la Espera Amorosa y el Espacio Transicional.


Drácula reencuentra la sensación del amor. Seduce a través de sus artimañas
vampirescas, en el fondo podría augurarse la idea del temor a la soledad y
desamor que padece.
No basta con encontrar o reencontrar el amor, que funcione la cuestión, cosa de
dos y de tantas impresiciones que hacen que hablemos y pensemos y hagamos sobre
el tema.
Se consume en su pasión, y esto mismo lo confunde, le boicotea su gran deseo.
Tuvo un AMOR...
"...Y fue yo quién un día la quebró, quién su alma condenó, no pude contener
esta pasión... de querer poseer también su ser y no tuve compasión, y así yo
marchité a la que amé!..."
Vampirisó a su amada.
Lamenta su proceder sin libertad.
Y ante lo que parece una nueva oportunidad... desatento a su dominancia anterior

y su modo de relación, invita a su querida a la inmensidad de ser UNO.
"... Tu y yo quién nos puede separar, quién se atreve a desafiar, la fuerza que
hay en mi, ahora que estás... junto a ti, por los siglos te tendré, nada me ha
de detener... te pido espérame, que voy a ti...
y por fin, sólo para mí, serás!."
Propone nuevamente idéntico esquema sin notar, que su amada, no sólo no es la de

hace siglos... sino que, actualmente no es correspondido. Su propuesta no cuenta

al otro, en tanto tal.
Desgarrado, entiende al fin, por intervención de la doncella misma, su
malentendido.
Eternamente en ESPERA, lo desgarra la pérdida de lo que creyó no era una más,
sino su elegida. ENCONTRADA.
"TAN SÓLO PIDO YO, SABER POR FIN QUIÉN SOY!" le surge ante su desilusión,
desesperado.

El encuentro y desencuentro del amor, se escucha y disfruta en la canción que
brota desde las profundidades humanas, y Drácula pasa de ser un monstruo a un
ser querible, asediado por las mismas angustias que los mortales.
Acentúa la identificación y empatía, su inmortalidad, sólo por siempre... o
mientras espera, desesperantemente, ocurra lo que tanto anhela.
Cabría revisar su posición subjetiva.

Barthes dice acerca de la ESPERA, en Fragmentos de un discurso amoroso, y de sus

dichos elijo algunos para citar:

" (Schonberg)...Todo es solemne en la espera: no tengo sentido de las
proporciones.

( Pelléas)...La identidad fatal del enamorado no es otra cosa más que ésta: Yo
Soy el que espera...

...la espera es un encantamiento, recibí la orden de no moverme... la angustia
de la espera en su pureza quiere que yo me quede sentado... sin hacer nada.

(Winnicott) El ser que espero no es real. Como en el seno de la madre para el
niño de pecho, "lo creé y lo recreé sin cesar a a partir de mi capacidad de
amor, a partir de la necesidad que tengo de él: el otro viene ahí donde yo lo
espero, allí donde yo lo he creado ya. Y si no viene lo alucino: la espera es un

delirio."


Este libro, tratado sobre las palabras acerca del amor, no sobre el amor
mismo; desarrolla de varias maneras estos pasajes.
Me maravillan las dos primeras citas por su elocuencia y descripción fehaciente.

La esclavitud y pasividad en la que la espera sume al enamorado en ese modo de
relación, fundido en ella.
El tercer extracto, es mi predilecto, ya que se trata de un psicoanalista muy
representativo en mi formación.
Me atrevo a extenderme en su concepción, brevemente:
La Creación como tal necesita de un Espacio Potencial, un "entre" lo subjetivo y

lo objetivo, donde JUGAR. ("Play" en su teoría del desarrollo
emocional significa Jugar como fundamento constitucional del
psiquismo y sinónimo del Crear. Es más amplio que el jugar o juego coloquial, no

es juego reglado ni juguete). Ocurre en la propia invención del "paso" entre un

mundo interno y externo y aquello que podamos SER como resabio de adaptarnos a
la realidad y resguardar nuestra singularidad o "locura propia permitida" dice
W.).

El Conde del musical logra con su búsqueda, aflojar su esencia y condescender
por amor, a una respuesta... "puedo ser un monstruo y sentir.." "quiero en tus
brazos descansar y que puedas tú contarme, cómo es que sale el sol". COMPARTIR,
ya hay otro, un JUNTOS. Es un avance en la propuesta amorosa.

Al saber-se, "qué sabes tú lo que es amarse!!"... clama, amarse... puede ser
leído en plural o para sí.
Y en el dúo coral, la disputa entre él y ella, lleva a que comprenda que no hay
regreso de aquél amor perdido, su ESPERA enfermante culmina cuando declina
poseerla. NO ES ELLA.

Llanto, dolor, realidad... y la posibilidad de Transicionalidad.
No es ella... es otra la que hoy no lo corresponde.
Y volviendo a Winnicott en Barthes, ese otro no es más que un otro perdido y
alucinatoriamente encontrado. Ilusión mítica, idílica unión, que paradojalmente
nos deja desde el nacimiento transicionando hacia un jugar con otro y
construyendo una zona de juego conjunto, siendo DOS zonas de juego que
intercambian o se superponen, con aquél objeto amoroso creado y recreado.
La espera sin proporción, identificado al "Soy el que Espera", alucinando es un
derrumbamiento como el que eternamente sufre Drácula, entre tiempos y
desencuentros, sin hacerse a lo real. No sabemos que pasó con su construcción de
lo transicional- emocional, el mito materno no se brinda en esta obra... y es
fundante para RELACIONARSE, para el sano amor.
Sabemos en tal caso, que sin ser consultado, fue vampirisado él también, sin
acceso a otra cosa.
Perdido él, sin saber quién es, ES con la fantasía del complemento amoroso. Es,
en la alienación a la espera. Al objeto amoroso que hará para sí a costa de
hincar sus dientes y dejarla sin vida. Sin embargo, en el final de la obra, la
deja

ir... ¿Drácula rectificado?.

Hay que saber estar solos... y este personaje me pareció ideal para reflexionar
ya que, situado en esta espera, no es nadie...
enloquecido en su soledad no resuelta para toda la eternidad.
A partir de esta nueva elección, quizás se interrumpa la repetición.
Y sepa lo que es AMAR.

Lic. Silvia Russo