lunes, 28 de junio de 2010

Psicoanálisis:El Banquete, sexo saber y verdad.

En Foucault es un hecho que aquellos fenómenos que estudia quedan atravesados por una arqueología, que pone en conexión la subjetividad con el contexto político y social, señalando con énfasis dicha conexión. Es bajo esta coordenada que interpretará las claves del Simposium. La versión foucaultiana presente se desprende básicamente del libro de Enrique Marí “El Banquete de Platón. El Eros, el vino, los discursos” de la Editorial Biblos.

Para comenzar una referencia histórica, que aborda las formas de relación matrimonial y sexual entre hombres y mujeres, en el siglo XVIII en occidente. El matrimonio aludía a una forma de establecerse en la sociedad ligada a las condiciones de acceso económico. Frente a salarios mínimos, imposibilidad de dotes para las hijas, la proletarización, se generó un mayor número de personas solteras.
Los jóvenes se vieron obligados a la soltería por su condición económica. Esto operó una oposición con los hombres casados que accedían al poder económico y a las mujeres. La concesión fue poner a disposición un número mínimo de prostitutas. Posteriormente a partir del siglo XVII las prostitutas y los burdeles quedaron prohibidos. Con la sociedad victoriana la sexualidad es reprimida y enmudecida, quedando comandada por la función reproductora. Aquí tenemos un hecho crucial, que ata lo social y lo subjetivo, el sexo silenciado.
Entonces el sexo silenciado será la piedra de toque del surgimiento del psicoanálisis. Aquí tenemos una pieza clave para formulación de un saber. El psicoanálisis interrogará al sexo y formulará la sexualidad como un discurso. Por esto podemos pensar que va a dar lugar a un impulso de saber.
Desde nuestra perspectiva podemos entender que, si hubo represión sobre la sexualidad, es justamente porque implica una racionalidad, cuestión que produce un desplazamiento de los límites de procreación como directriz. A riesgo de resultar reiterativo: tenemos entonces una vía que pone en contacto la sexualidad con el “impulso de saber”. En otras palabras, podríamos proponer que el impulso sexual, puede ser pensado como un impulso de saber.
Cito las palabras de E.Marí : “Si el sexo se controla, aduce, no es bajo la forma del silencio, el sometimiento y la censura, sino de manera mucho mas sutil: la multiplicación de los discursos sobre el sexo. La puesta en discurso sobre el sexo. Hablar del sexo es rodearlo, circunscribirlo, dominarlo. Destino de hablar del sexo poniéndolo, astutamente, de relieve como “el secreto”.
De acuerdo con E.Marí, el cruzamiento entre Verdad y Sexo que desarrolla Foucalut es como el cruce entre Verdad y Eros en Platón. En el Banquete Eros está del lado del saber y el conocimiento, más que del impulso físico. De hecho el impulso sexual con la finalidad de la procreación no entra en los elogios del amor. El sexo implica una verdad, que hay que esclarecer. De hecho según este autor Occidente está marcado por una scientia sexualis.
En el Symposium se trata de poner juego la lógica y la razón del sexo. Sitúa una política y una moral respecto del sexo, y lo vincula con el amor, otorgándole una función estructurante para la subjetividad, que excede la biología. Implica una verdad y una ética.
Tengamos presente que tanto para Foucault como para Lacan, la referencia a la conexión entre sexo y saber anclan en los griegos. Se trata como dijimos de la lógica y de la razón del sexo, más que de la cuestión del impulso corporal.
Si bien E.Marí señala que la operación fue anexar el sexo a un campo de racionalidad, personalmente considero mas apta para explicar esta relación, la concepción lacaniana en cuanto a los efectos del lenguaje. Si el lenguaje es condición del inconciente, entiendo que al tratar el sexo estamos en el mismo sitio. El lenguaje también es condición para la constitución del sexo. No se trata de anexar la razón al sexo, sino de poner a la luz la lógica de los efectos del lenguaje, como acabamos de señalar. Aclaro esto porque creo que sino se corre el riesgo de tomar de un modo mas literal la idea de una lógica anexa, y al sexo como algo dado que tendría sus propias leyes y características, que habría que dominar. El sexo implica la entrada del lenguaje sobre lo viviente, una captura parcial del real vivo por el lenguaje.
Siguiendo con nuestro pequeño recorrido, es a partir del lenguaje hay una razón una lógica implicada en el sexo, que nos conduce a la pregunta a cerca de saber quienes somos. Nuevamente E.Marí: “Con Symposium nosotros aprendimos que el sexo no es solo razón de todo -belleza, virtud, sabiduría- sino que todo el sexo es razón.”(pag295). Retomando, tanto para los pensadores griegos y para Foucault, el sexo tiene como esencia el Saber. Para Sócrates se trataba de saber sobre el amor, para Foucault está en juego el amor al saber. El amor sexual queda traducido en discurso, mas específicamente es determinado por el discurso. Seguramente en Foucault señalar al saber en el corazón del sexo, implica una maniobra, en algún punto de dominación, de captura del sexo por la razón, alojando por ese camino los efectos del poder. Queda entonces una trama donde se hallan el saber, la verdad, y por supuesto el poder.
Insisto entonces en pensar al lenguaje como determinando al sexo, mas que a una determinación vinculada a mecanismos del poder. Lo que igualmente se mantiene desde el Symposium, es interrogar al sexo y al amor como clave para pensar la subjetividad.
En Foucault, el sexo vinculado al poder y al saber, constituye la llave maestra para entender la constitución de la subjetividad. La idea de la normatividad, regula los saberes y esa normatividad es asumida por los individuos. Me parece importante señalar que de acuerdo a este autor francés, la subjetividad se relaciona con el yo, inclusive en este sentido más próximo a los griegos y el autocontrol y la disciplina, que a la hipótesis del inconciente.
En su lectura de El Banquete, Foucault acentúa la idea del cuidado de si ligado a la moral en juego en la auto constitución. Pone el ojo en el discurso de Pausanias a partir del amor noble. La clave es, el hombre dueño de sí, distinto del hombre que se daba a los placeres. La distinción de los dos Eros de Pausanias, privilegia a los hombres con cierto dominio de sí. El asunto para Foucault, está del lado de la moral en tanto el sexo es un problema en el esfuerzo del individuo por llevar una vida moral.
La ética de la subjetividad para los griegos comprende el domino de sí. Hasta que Sócrates hace entrar a Diótima, se concentraban la explicación en encontrar la otra mitad de cada hombre o, la conducta, etc. Con Sócrates y Diótima el problema de la verdad se dirige a la esencia del amor.
Foucault recorta en Platón que el amor por el cuerpo cae en menos. En realidad lo central es la relación del amor con la verdad cuya vía de acceso son las apariencias del objeto.
Hay un desplazamiento del placer y su dinámica hacia el saber en el intento de acceder a la verdad, el saber introduce una dimensión ética. Puede leerse El banquete como un tratado de ética.


Bibliografía: El Banquete de Platón El Eros,El vino, Los discursos. Enrique Marí. Editorial Biblos, 2001.





Alejandro Ercoli