domingo, 19 de julio de 2009

Psicoanálisis: Material del grupo de estudio en curso, sobre "Culpa, Responsabilidad y Superyó

Culpa, responsabilidad y superyó

Primer encuentro



Vamos a iniciar este tema con tres autores, Jacques Lacan, Gilles Deleuze y Giorgio Agamben.
La hipótesis que nos va a guiar es: La cultura como lo Otro del crimen. ¿Por que esta hipótesis? sucede que desde el psicoanálisis entendemos que para leer l inconciente son necesarias dos cadenas de significantes, dos escenas, analista y analizante, es decir un término y Otro término desde cual retorna lo dicho. El crimen y el criminal nos interesan en tanto permiten pensar la determinación del sujeto y la jugada en relación a los significantes del Otro. Por lo tanto para abordar el crimen es necesario situar también dos tèrminos, y no la versión comprensiva del desdoblamiento de un solo término (por ejemplo que alguien delinque por su personalidad o por fallas en la constitución de la subjetividad). Son necesarias dos escenas para establecer la jugada del sujeto, y esto es más allá de un individuo encarcelado o no. Por lo tanto es imposible saltarse la cultura y la versión que se hace historia por efecto de la imixión con el Otro.
Para ello tendremos en cuenta los ideales de la cultura en tiempo y un lugar determinados, y las formas de relación o de vínculo social que generan dichos ideales, considerando las consecuencias en la subjetividad, para comprender, por ejemplo conceptos tales como culpa, responsabilidad, no solo en la cultura sino también en la experiencia del análisis.
El recorrido lo vamos a iniciar desde una conferencia de G. Agamben, se trata de su visita a la Argentina en el año 2002, momento en el que hizo referencia a su trabajo “Homo sacer II” segundo volumen. De allí retendremos algunas ideas. Va a proponer como tesis que de la teología cristiana derivan dos paradigmas políticos que pese a ser antinómicos mantiene relación entre sí: A) la teología política, que funda la trascendencia del poder soberano en Dios, y B) la teología económica, que plantea un orden inmanente no político sino doméstico denominado “oikonomía”. El punto de nuestro interés es este segundo dado que de allí Agamben plantea “el surgimiento de la biopolítica moderna hasta el triunfo de la economía sobre todo otro aspecto de la vida social”.
Entonces tenemos que según este pensador nuestra cultura está comandada por un paradigma económico, va a enfatizar “La teología es ella misma económica y que no se convierte en tal…”
Me resulta importante para pensar la cultura de nuestros tiempos tomar a un filósofo que sugiere que el mundo occidental está organizado fundamentalmente por la economía. De hecho nos resulta mas fácil pensar a la luz de esta idea, la importancia que tiene en nuestra sociedad la propiedad privada, no solo por todo las mediadas que llevan a defenderla cada vez más sino también en tanto que se transforma en un ideal, o mejor expresado Ideal. Esto supone una organización social con diferentes posiciones por ejemplo quienes acceden a ella y quienes no, cada cual su responsabilidad en juego. De hecho en nuestra sociedad hoy frente a la consistencia de este Ideal, se aumentan las medidas de protección de la propiedad privada. Vean que este aspecto del capitalismo, pone en vínculo a varios personajes sin cuestionar el Ideal. Para ir más a fondo con esto, consideremos el texto de G.Deluze “Post-criptum sobre las sociedades de control”. Allí plantea primero una descripción del capitalismo de acumulación que dominó hasta pasada la mitad del siglo XX, lo ejemplifica con las sociedades disciplinarias y el modo de vínculo social que las caracterizaba. El individuo pasando de un espacio cerrado a otro, desde la casa, la escuela, el hospital, la fábrica, hasta la máxima expresión que es la prisión. En ese modelo social existe el par individuo-masa, el poder es masificador e individualizador. Si por ejemplo tomamos la película “Los Olvidados” de Buñuel de los años 50, el arrabal mantiene cierto orden, y existen algunas apuestas por ejemplo al padre, o al trabajo. Ahora bien Deleuze, retomando a Foucault, va a plantear cierto empeoramiento con pasaje de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control. Para ello establece algunas claves, que bien coinciden con fenómenos sociales y modos de relación propios de nuestro tiempo. Primeramente se potencia la idea de lo individual, como a-social, perdiéndose el vínculo que acercaba al sujeto y la masa. La nueva configuración lleva a que los intereses sean solo individuales, un ejemplo antes un logro gremial beneficiaba a un grupo, hoy los premios del mes por cumplimiento, presentismo, etc. solo sirven a un individuo que queda en exclusión de la masa. En lugar de existir espacios de control pero también de organización social, se instala un control permanente realizado por el propio individuo sobre si mismo, hay series de individualidades, pero que no constituyen una masa ni una organización social. En nuestro país desde hace años suenan a la vez una serie de conflictos sociales que no generan una organización mayor. Deleuze propone un término para el individuo de las sociedades de control, “dividuo” que implica un aislamiento mayor. Esta figura se adapta mejor para señalar la posición de alguien ya no en la masa sino en bancos de datos, muestras o mercados. De hecho el mercado pasó del acopio de mercadería a preocuparse por la venta de servicios u operaciones con la materialidad del gas. Ahora el instrumento de control social es el marketing.
Retomando la hipótesis del inicio: La cultura como lo Otro del crimen, tenemos ciertos rasgos específicos de estos tiempos. El impulso al consumo por ejemplo mediante el avance de la tecnología, las drogas, el éxito laboral, a la vez son lazos paradójicamente cada vez mas desenlazados de los otros. Tenemos una versión del hombre que se monitorea si mismo permanentemente, por ejemplo en la salud todo lo referido desde la autoayuda que implica un scaneo constante de cómo está, la conciencia de enfermedad, la oferta de métodos para ser exitoso en cualquier aspecto de la vida. Desde el lenguaje cotidiano expresiones como “tenés que estar bien vos para…”, una suerte de inmunidad ante los problemas como plataforma para el éxito.
Si releemos el texto de Lacan sobre criminología, el dice: “La responsabilidad, es decir, el castigo, es una característica esencial de la idea del hombre que prevalece en una sociedad dad.
Una sociedad cuyos fines sean cada vez mas utilitarios, comprometida como está en el movimiento acelerado de la producción ya no puede conocer nada de la significación expiatoria del castigo. Si retiene su alcance ejemplar, es porque tiende a absorberlo en su fin correccional…” (Introducción teórica de las funciones del psicoanálisis en criminología, pág. 129, siglo XXI editores). Esto es que una sociedad está organizada de ciertos ideales y se rechaza lo que no se ajusta al ideal, queda bajo el signo de la exclusión una parte de la sociedad que tiene otro lugar respecto del mismo ideal. Por ejemplo las distintas formas del crimen, si bien desde Lacan no hay cultura ni sociedad sin ley positiva, es decir que por estructura va a existir el delito, las manifestaciones y los efectos en la subjetividad siempre constituyen un fenómeno a interrogar por los analistas. En síntesis para entender los delitos de nuestro tiempo hay que revisar cuales son las coordenadas culturales que lo enmarcan.


Alejandro Ercoli, 2009

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