lunes, 22 de agosto de 2011

Psiconálisis: Pausanias segunda parte.


Considerando la idea del amor como un valor, o con mayor precisión poder distinguir a cual amor se debe alabar, retomaremos algunas consideraciones.
Pausanias se apoya en la existencia de dos Afroditas, una descendiente de Urano, y la otra de Zeus y Dione que se llama Pandemia. Señala entonces que hay dos Eros, uno Uranio y uno Pandemo. No todo Eros es digno de ser alabado. Existe entonces un amor del Eros Pandemo el de las personas vulgares, con el acento en conseguir su propósito (alguna ventaja personal podríamos decir) dejando caer si la forma de amar es bella o no. Existe también el amor Uranio, del que no participa la hembra, por eso es sólo amor masculino. En consecuencia hay una versión ligada a la virtud y una degradada. Se trata de saber distinguirlas. Entonces esta partición separa un amor que tiene un valor mayor, hay así una indicación de a que Eros se debe alabar.
Cito el texto de Lacan en la versión de Rodríguez Ponte: “Durante toda una página, la ambigüedad está singularmente sos¬te¬nida. ¿Dón¬¬de se sitúa la virtud, la función de aquél que elige? Pues tam¬bién, el que es ama¬do, aun¬¬que Pausanias lo quiera un poquitito más que un niño, ya capaz de al¬gún dis¬cer¬ni¬miento, es de todos modos aquél de los dos que sabe menos, el menos ca¬paz de juz¬gar la virtud de lo que se puede llamar la relación provechosa entre los dos. Eso es lo que es dejado a una prueba ambigua entre los dos. Esta virtud es¬tá tam¬bién en el amante, a saber en el modo según el cual se dirige su elec¬ción, se¬gún lo que va a bus¬car en el amado. Lo que va a buscar en el amado, es algo pa¬ra darle. Ambos van a encontrarse en ese punto que él llama en alguna parte el pun¬to de encuentro del dis¬curso, donde va a tener lugar la conjunción, la coin¬ci¬den¬cia. ¿De qué se trata?

Se trata de un intercambio. El primero, como traduce Robin en el texto de la co¬lección Budé, se muestra capaz de una contribución cu¬yo objeto es la inte¬li¬gen¬cia, la φρόνησις {fronesis}, y el conjunto del campo de mérito, la αρετή {are¬té}. El se¬gun¬do tiene necesidad de ga¬nar en el sentido de la educación y, ge¬ne¬ral¬men¬te, del sa¬¬ber, la παι¬δεία {paideia} y la σοφία {sofía}. Ellos van a encontrarse aquí y, se¬gún su decir, van a constituir la pareja de una asociación del nivel más ele¬¬vado. Es sobre el plano de la κτάομαι {ktaomai}, de una ad¬qui¬si¬ción, de un pro¬vecho, de un ad¬qui¬rir, de una posesión, que se pro¬du¬ci¬rá el encuentro de esa pa¬reja, la que va a ar¬ti¬cu¬lar para siempre ese amor que se dice superior, ese amor que, incluso cuando ha¬ya¬¬mos cam¬biado sus partenaires, se llamará, en el transcurso de los siglos, el amor platónico.

Según las palabras de Jean Allouch, en su libro El Amor Lacan, La esclavitud amorosa tiene dos formas una vergonzosa y otra que no. Ubica en la vergüenza al amante que se vale de la seducción en forma degradante, es el caso del amante que pone la vista en obtener ventajas como dinero poder, etc. El caso opuesto es el amante que aspira a conducir al amado a la virtud. Si es así entonces ser esclavo del amor es una cualidad preciosa. En Lacan no hay un avasallamiento del amante, tampoco un intercambio. No puede darse en los términos de Pausanias, en tanto entre amado y amante opera un no saber, lo que capta al amante es ese mas allá del amado. Por último me resultó llamativo que no obstante la división entre la versión sublime y la degrada persiste la idea de un intercambio como sostén del amor. Nada del amor como Don se perfila en Pausanias.