jueves, 4 de agosto de 2011

Psicoanálisis: La Psicología del rico, el elogio de Pausanias

Material elaborado a partir del trabajo en el grupo estudio.


Antes de entrar en el análisis de Lacan sobre el discurso de Pausanias, retomando la indicación de tomar los discursos como un acta de sesiones analíticas, podemos pensar que cada elogio implica una teoría del amor. Así como cuando un analizante en su decir pone en juego la teoría inconsciente del amor que lo determina. Es decir que cada elogio implica una verdad sobre el amor, la de aquel que toma la palabra.
Si bien Lacan vuelve sobre la íntersubjetividad, no la va a considerar para situar su perspectiva del amor. La intersubjetividad implica reconocer en otro a un sujeto como nosotros. Esta podría ser una vía de acceso al ser del otro, pero no es la adecuada para avanzar en el amor en términos de la experiencia freudiana.
De hecho nos indica tomar otra dirección, esta implica la pareja erastés-erómenos donde el deseo es la llave que abre el paso en la aprehensión del otro. El ser del otro en el deseo no es un sujeto, la clave es su cualidad de objeto. Es el deseo por el objeto amado entonces, lo que dirige el movimiento inicial hacia el amor.
Para Fedro el amor es un dios, en el cristianismo el dios trino implica un modo de relación, de parentesco irreductiblemente simbólico. Entonces partiendo del amor como realidad que se revela y se manifiesta en lo real, es posible referirse a él solo como mito. Lacan va hacer de la metáfora del amor un mito.

“Esa mano que tiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia el leño que de pronto se enciende, su gesto de alcanzar, de atraer, de atizar, es estrechamente solidario de la maduración del fruto, de la belleza de la flor, de la llamarada del leño. Pero cuando en ese movimiento de alcanzar, de atraer, de atizar, la mano ha ido bastante lejos, si del fruto, de la flor , del leño surge entonces una mano que se acerca al encuentro de esa mano que es la tuya y que, en este momento es tu mano que queda fijada en la plenitud cerrada del fruto, abierta de la flor, en la explosión de una mano que se enciende-entonces lo que ahí se produce es el amor.”

Es el pasaje de aquel que en tanto erómenos se convierte en erastés, el que de ser amado pasa a ser el que desea. Se trata de un mito, en tanto no se puede explicar que es lo que produce algo que responda al deseo. Es una significación con el estatuto de un mito. No tenemos que perder de vista que no se trata de simetría, no hay sujeto a sujeto, Lacan decía que si hubiéramos tratado al otro como objeto la habríamos tratado como se merece. La mano se dirige hacia un objeto, y aparece otra mano, es porque el sujeto es tratado como deseado, como objeto. El ejemplo mas claro es Aquiles el amado, que suplanta a Patroclo, siendo que éste último está muerto, no hay ningún tipo de simetría o recupero en juego. Se produce el milagro, el amado se convierte en amante. Cito a Lacan desde la traducción de Rodríguez Ponte:

“ Hay pues en el texto de Fedro, en el επᬬποθανειν {epa¬po¬tha¬nein} opuesto al ύπεραποθανειν {hiperapothanein}, un acento puesto so¬bre el hecho de que Aqui¬les, e¬rómenos, se transforma en erastés. El tex¬to lo dice y lo afirma ― es en tan¬to que e¬ras¬tés que Alcestis se sa¬cri¬¬fica por su marido, y ésta es una mani¬fes¬ta¬ción del amor me¬nos ra¬di¬¬cal, total, resplandeciente, que el cambio de papel que se pro¬duce a ni¬vel de Aquiles, cuando de erómenos se transforma en erastés.

No se trata, entonces, en este erastés sobre erómenos, de una re¬la¬ción cuya i¬ma¬¬gen humorística estaría dada por el amante arriba del ama¬do, el padre sobre la ma¬¬dre como dice en alguna parte Jacques Pr鬬vert. Y esto es sin duda lo que ha ins¬¬pi¬¬rado a Mario Meunier ese ex¬traño error del que les hablaba, que le hace decir que A¬quiles se ma¬ta sobre la tumba de Patroclo. No podemos decir que Aquiles, en tanto que erómenos, viene a sustituirse a Patroclo, puesto que Patroclo ya es¬¬tá más allá de to¬do alcance, intocable. El acontecimiento, hablando con propiedad, milagroso en sí mismo, es que Aquiles se transforme, él, el amado, en amante.”

El discurso de Pau¬¬sanias, diece Lacan que es un discurso de sociólogo. Se da paso por una dis¬tin¬ción entre dos órdenes del amor. El amor, dice Pausanias, no es único. Se trata de saber a cuál debemos ala¬bar. La ala¬ban¬za, epainos, del amor debe entonces partir de lo si¬guien¬¬¬te, que el amor no es único. El amor superior es entre los más fuertes.
El ideal de Pausanias en lo que se refeire al amor es, guardar en un cofre lo que le pertenece por la razón de haber sabido discernirlo y valorarlo. El amor desde esta versión es un valor. Busca sacar provecho.
Platón deja ver que el discurso de Pausanias es inconsistente dado que Aristófanes se ríe de él. Está indicación la explica Lacan en su vuelta para comprender el hipo de Aristófanes, relatado en el Banquete. Los juegos de palabras a propósito del nombre de Pausanias y el hipo de Aristófanes indican que Platón se burla de Pausanias. Luego del discurso de Agatón, Sócrates devuelve las cosas a su raíz: ¿amor de qué? Del amor pasamos así al deseo: a él le falta, es idéntico por sí mismo a la falta.