miércoles, 13 de abril de 2011

Psicoanálisis:Adultos adolescentes

La licenciada Silvia Russo, colega y amiga, me ha hecho llegar algunas de sus ideas y planteos respecto de la teoría y de la clínica psicoanalítica, tanto con adultos como con adolescentes. Aquí pongo dicho material a disposición.


El proceso de la adolescencia es un pasaje necesario para la asunción como sujeto. El tránsito por la misma, resignifica el momento inicial de dependencia al nacer y en la crianza, y retornan en su acontecer, particularidades de la constitución subjetiva de orden inicial. La singularidad del niño y las respuestas que sus padres han podido otorgar son parte de la base emocional que se recrea en este momento evolutivo. Es decir, que la resolución o no de esos encuentros primarios reaparecen; y serán de relieve las problemáticas suscitadas en ese entonces, así como la estrategia de respuesta que el adulto brindó a la demanda del bebé.
El sentimiento a veces escuchado por parte del adulto al definir a su hijo adolescente, es el desconocimiento de ese ser que, novedosamente, crea un proyecto identificatorio en divergencia con lo que de él se espera. Se suma la dificultad de aceptación de la diferencia, el dolor de la desidealización, los avatares dinámicos vinculares no madurados.
Es básico que el adulto tenga su propia falta asumida, de lo contrario no hay sostén para la matanza simbólica que opera en el inconciente del hijo, y le permitirá acceder a Ser.
Winnicott trabaja estos dilemas en el capítulo 11 de Realidad y Juego, explicando que el crecimiento es un entrelazamiento complejo con el ambiente facilitador.
En la fantasía del primer crecimiento habrá "contenido de muerte", en la adolescencia será de "asesinato". La llegada a adulto es sobre "el cadáver del adulto".
El problema desde mi perspectiva, es que ante la inmadurez del adulto, este proceso, podríamos decir, vira su eje de la preponderancia del adolescente como debería, volviendo protagonista al adulto que sin madurez, no asume la deuda tardía de su propio proceso.
"No sabés pensar", decía un padre que no coincidía con el modo de hacerlo de su hijo, inhabilitándolo. "Hay una sola verdad, es como yo digo. Ya lo viví.", decía otro padre sin admitir las hipótesis de vida que su hija había podido construir. En la fantasía inconciente, estas son cuestiones de vida o muerte. Y este adulto no permite ser asesinado.
La matanza en tal caso se dará al revés. No se da vida al proyecto yoico del hijo, por lo tanto se asesina la asunción subjetiva.
Las figuras paternas deberán hacerse cargo de la responsabilidad de su función. Si aún no han madurado su propia conflictiva, la tarea de acompañamiento se interrumpe por la demanda equivocada de comprensión y pronta respuesta al planteo ineficaz de sus ideales no satisfechos.
Son adultos aún no adultizados, adolescentes en paridad y espejo con el desarrollo de su hijo. Los actings y actuaciones se precipitan como pedido de simbolización no sancionada anteriormente.
Crecer lleva tiempo; en el espacio potencial sabemos que el tiempo es una construcción interna, conectada con la apercepción creativa. La creación como alimento psíquico motoriza la salida nueva y singular ante este problema.
La disponibilidad del adulto a atravesar su propia castración oficia de sostén, es un punto de inflexión, allí donde el hijo es convocado por su propia maduración.


Lic. Silvia Russo