viernes, 15 de abril de 2011

Literarias: La mosca en su salsa

Ella piensa que no, que es demasiado, que nunca va a poder arrancarle unas palabras de más. Un apodo cariñoso. Y no sabe si renunciar, o renunciarlo, o amarlo tal y como se presenta. Porque habitualmente los hombres no transparentan estos hechos. Y eso, se sincera con ella misma, se agradece.Se instala a pensar porque se interrumpió el sueño nocturno, todos los sueños podrían secarse de golpe, y perecer aunque lo niegue.Es que es tan sensible su idea de sí misma. Tan poco férrea.Como si conocerse fuera un milagro tan preciado para la realidad que no asume que la mirada del otro no se alimente sólo de su existir.Es ridículo, entiende, pero le pasa.Y él no dice. A veces escribe, o dice sin poesía una cosa que es amorosa en la forzosa traducción de su alma femenina.Y ella suspira. Convencida de la incoherencia de esperar todo de un hombre, cuántas veces tendrá que resignar que todo no se puede. Que no es perfecto.Y contempla su timidez; claro, ella desconoce poder no decir, recién ahora a veces calla a su favor y por fortuna algunas cosas que no abundan, ni suman, que dañan.¿Hay que dar muestras como lo hace ella de estos sentires?.Imprecisión de las palabras, muerte de su narcisismo tan frágil, como lo que escriben en las cajas para avisar que se rompe si se manipula sin cuidado.Aunque no sería justo decir que él no la cuida, sólo tiene un silencio atroz que encubre algo que la deja sin control.Es eso, allí está, sin dominio. Porque el lenguaje supo ser su herramienta de control.¿Y ahora qué?.¿Quién es la mosca en la miel, que se pegoteó en su cocina y no salvó por respeto a la contingencia?.¿Cuál de los dos?¿Sería mucho poder aceptar los hechos como son y no corregir?Habría un aporte distinto en su conducirse.Ella es testaruda. Su padre se lo decía, vos siempre lo más difícil.Lo puede escuchar retroactívamente, duele con una sonrisa.No le parece un planteo limpio para él. Ni urgente. Ni definitivo.El no critica su expresión continuada y terca, casi bizarra de afecto y mieles.Es nuevo esto de pararse a establecer avisos de no esperar. Esto podría no llegar.¿No alcanza con el piropear del señor del mercado?¿Es estríctamente necesario que diga en lenguaje amoroso?Pegote en las extremidades, ¿o es una excusa para detenerse antes del juicio equívoco?Ah... tanta dulzura no sirvió anteriormente de mucho.Cuesta creer que la apuesta fuerte ha sido a un solo número, tan fragilucho como su imágen.Darse por enterada es más de lo que el letargo dulce le deparaba.Consiente un poco, al menos para empezar con aplazar la cosa.No sería tan grave si no fuera la madrugada y ella no se viera amenazada por la que es, maliciosa consigo. Se merece que la quieran, y eso no está escrito en ninguna poesía. Ni se fundamenta en confesiones rosas.Escasamente, es algo que la vida regala de un modo esquivo de renombres, y apodos apasionados; qué se va a poner a discutir por la espontaneidad del amor.En tal caso, ejercitar el vuelo cuando se desperece el arrobe y el azúcar, y verificar los haceres, las presencias sin engaño, a voluntad del ser amado, si no le es mucho pedirse.


L´Orange